Zetapé a la deriva y la entelequia de la derecha
Para Sócrates el vicio se reduce al error. El desconocimiento, la estulticia y el nerviosismo no conducen sino que a la toma de decisiones desordenadas. O si no, que se lo pregunten a Zapatero que ve como su desgaste ha empezado antes del tercer año de su mandato y, además, parece haber cambiado su tendencia con unas encuestas de intención de voto que no son nada halagüeñas.
En el equipo de marketing de José Luis Rodríguez Zapatero no dan crédito a lo que está pasando, a este declive prematuro que choca literalmente con todas las teorías políticas, las cuales no contemplan un giro tan drástico en la intención de voto a no ser que ocurra un escándalo político de magnitud diez en la escala anticorrupción. En fin, que visto lo visto, este cambio de tendencia no puede obedecer a otra causa que no sea la de la “butifarrada catalana” y la actitud chulesca de Carod Rovira.
Sin duda, la transformación nacionalista del socialismo catalán, que ha culminado con la presentación de un estatuto, a todas luces antidemócrata, está llevando al Partido Socialista por un camino de confrontación agresiva y de discurso intolerante. El talante ha dejado de ser propagandista, el continente ha desplazado al contenido, y la sonrisa profiden de Zapatero y sus socios apenas vende en el supermercado de comunicación prosaico, por muchas etiquetas de “progre” que se coloquen.
Como comentaba anteriormente, en una democracia avanzada la sociología política no concibe una caída de un gobierno que lleva poco más de dos años en el poder. Pero la ciudadanía está inquieta y la indignación se está haciendo presente incluso en aquellos que presumen de llevar la etiqueta de “apolíticos”.
Mientras tanto, al Partido Popular le están ofreciendo en bandeja de plata una victoria en las próximas confrontaciones electorales. Pero Zaplana, Acebes y compañía, siguen en su equivocada política de descalificación, instalados en la barricada de la protesta “per omnia saecula saeculorum”, lejos de promulgar el tan ansiado reciclaje que los separe de la derecha tradicional.
El Partido Popular debe de aprovechar el guiñol político de Zetapé, ya que la presión social que se está ejerciendo sobre el partido fundado por Pablo Iglesias -por cierto, obrero y español, nada más lejos de la realidad- seguirá pasando factura. Y cuando digo aprovechar, estoy hablando de un trabajo de partido, donde se deje a un lado el espíritu conservador y donde se instale la modernidad.