Educación en el realismo (I)
Creo que padres y educadores nos hemos equivocado. Hemos hecho mucho caso a las tendencias psicológicas basadas en el proteccionismo y en el temor a traumatizar a nuestros hijos y alumnos para, con ello, terminar de una manera inconsciente, instalándoles en el eterno retorno del infantilismo.
No quiero parafrasear al folósofo con eso del eterno retorno sino conformar un eterno infantilismo basado en el retraso dela madurez y de la evolución del individuo en función de su edad.
Pues lo que se consiguió fue un desfase cosiderable e irreversible en la evolución, madurez y progreso dentro del Proceso de Aprendizaje de los Conceptos, los Proedimientos y de las Actitudes ante la vida, ante los estudios y ante la realidad cotidiana.
Se trata de un desarraigo huidizo, que se escapa de las exigencias de la propia realidad porque nuestros jóvenes, sobre todo los pertenecientes a la franja de los 13 a los 17 años, se han instalado, casi en su mayoría, en la vivencia de un lustro de su existencia, cifrado en el confort y el éxito fácil, el chantaje y el dejar pasar el tiempo que consiste en conseguir lo máximo por el mínimo precio.