Un taller mecánico es un lugar donde, principalmente, se trabaja con las manos, es donde se dedican a la reparación de vehículos (pueden se automóviles o motocicletas). Sólo pasar por uno de los talleres, se percibe que todo está diseñado para que, con un mínimo conocimiento de la mecánica, cualquier mano puede reparar o reemplazar los amortiguadores, los frenos, baterías, filtros, fluidos, neumáticos, reparar un motor, etc. básicamente en los talleres se realizan las operaciones de mantenimiento de automóviles y los controles habituales antes de realizar un viaje con el coche.

Además, en un taller encontraras personal capacitado para cualquier problema mecánico. Pero cuando Valeriano comenzó en su andadura empresarial, con aquel taller mecánico a la entrada del Puerto, viniendo de Murcia, en la confluencia de las dos carreteras, en su taller se reparaban toda clase de vehículos y camiones.

Allí trabaje yo cerca de dos años, pero en la oficina, y me gustaba ponerme “el mono” para echarle una manos a mis compañeros y, de paso, aprender algo. En el Taller de Valeriano han trabajado los mejores mecánicos que hubiere en el Puerto: Fernando Evangelista, el Palazón, el Limones, el Chinchín, Antonio el Rojo, el Peluca, etc. y muchos más, que ahora no recuerdo, pues ya hace muchos años, pero todos, todos, grandes profesionales y fieles trabajadores que le dieron al Taller de Valeriano ese esplendor del que gozo durante muchos años.

Posteriormente, Valeriano, hombre de grandes ideas y valiente, se fue introduciendo en el mundo de las grúas, creo que era lo que más le gustaba (Cuando me despedí de él me dijo «Joaquín, tengo que comprar una pluma de 12 TM») y vaya si la compro y así, poco a poco, se fue haciendo “el más grande” y ampliando el negocio con grúas cada vez de más tonelaje y capaces de mover, arrastrar o transportar cualquier cosa por pesada que fuera. Nada se resistía.

Valeriano fue un peso pesado en la industria del Puerto y así vino siendo desde hace años y dando trabajo y colaborando con el progreso del pueblo. Valeriano fue persona con iniciativa y ésta ha sido valorada como él se merece.

Las carreteras, las autopistas, los puentes, los viaductos, etc. han visto llegar los grandes vehículos, las góndolas, y los camiones gigantes con el cargamento más insólito. Y siempre en el costado de sus vehículos el nombre de “Valeriano”. No hay transporte que se le resista.

Hace ya unos años se le encargo el trabajo de llevar desde Cartagena a Sevilla el submarino de Isaac Peral, para la Exposición Universal del 92. Fue un reto que Valeriano asumió con el rigor y profesionalidad que le caracteriza. Valeriano se fue extendiendo y creando nuevas empresas.

Valeriano fue un gigante empresarial en las actividades que le han dado prestigio y solidez y tuvo la suerte de contar con empresas modelo en diferentes ramas de la actividad industrial. Valeriano ya tiene quien le siga los pasos y el futuro está garantizado porque tiene un equipo de una profesionalidad intachable y están por la labor de no escatimar esfuerzo para conseguir mejores cotas de progreso.

Valeriano ha contado siempre con la colaboración inestimable de su esposa Carmen. Mujer donde las haya, luchadora incansable y madre ejemplar.

Valeriano Martínez Martínez, todo un símbolo de Puerto Lumbreras.