Reencuentro con la tradición
La celebración de la Purísima Concepción reunió a medio millar de personas en la Iglesia del Garrobillo
Imagen de la procesión
Sin lugar a duda, esta celebración se conforma como toda una muestra de que la tradición y las costumbres siguen vivas con el paso del tiempo. La jornada festiva, donde se dieron cita unas quinientas personas, arrancaba al mediodía con la tradicional misa, oficiada por el párroco oficial, Luis Díaz, que a su vez es cronista oficial de la villa aguileña. Todo un lujo.
Una vez terminó la homilía, se llevaba a cabo la típica subasta del estandarte, la bandera y del trono. La familia de Juan del Huerto volvió a portar a una imagen por la que siente gran devoción, mientras que el portador del estandarte fue un insigne aguileño, Pedro Morata, jefe de Deportes de la Cadena Ser en Valencia.
La procesión de la Virgen de La Purísima, recorrió las zonas aledañas de la Iglesia, bajo los vítores de la gente, que demostró una gran devoción por esta imagen, que data su origen a mediados de siglo XX. Ya, una vez, la imagen llegó al “Cabezo de la Cruz”, las cuadrillas de la Marina de Cope y la Cuesta de Gos, cantaron las pascuas.
Media hora después, la explanada de entrada de la Iglesia del Garrobillo sería testigo del momento más entrañable de la jornada. Así, Isabel Hernández, dedicó unos trovos a la Virgen del Carmen que no dejaron a nadie indiferente. Sobre todo a su familia-entre ellos su primo, Pedro Morata- que asintió con lágrimas en los ojos. Acto seguido, de nuevo se retomarían los cantos de pascua, a cargo de las cuadrillas locales, que volvieron a retomar acordes que son mudos al tiempo. Y es que, los tradicionales trovos y jotas aguileñas mantiene siempre un mismo estilo musical, siendo las letras y los bailes, siempre con dos personas de sexo diferente, los elementos diferenciadores.
Ya, por la tarde, la fiesta continuó con el comienzo de las “pujas de bailes” y las divertidas subastas, donde casi todo vale. En este sentido, es tradicional que cada una de las familias de La Marina de Cope y El Garrobillo donen un regalo para ser subastado y, con lo recaudado, ayudar al mantenimiento de esta Iglesia, pagando sus reformas y pintura anual.
Este año, los vecinos de dichas pedanías llevaron, por ejemplo, una caja de tomates, un jamón liado en papel de regalo, longanizas caseras o una tarta de manzana tamaño “maxi”. Este año, las pujas, económicamente hablando, estuvieron muy animadas, recaudándose un buen dinero, al que habrá que sumar el que se consiga el día de los Inocentes, festividad que también es motivo de bailes en esta Iglesia, aunque estos se realizan en el interior.
Una vez finalizaron las subastas, los jóvenes integrantes de la Cuadrilla de La Marina de Cope ejercieron como protagonistas, tanto en el canto como en el baile hasta pasadas las nueve de la noche, primero en la plaza de la Iglesia y después en el interior de la misma, ante la Virgen de la Purísima.
En resumen, una celebración que sigue fiel al tiempo y, donde se da cita buena parte del entramado social, político y económico de la localidad., para disfrutar de la música, el baile y el típico anisete con los alfajores y las tortas, recién elaborados para la ocasión.