Postal navideña

A ti, lector, hermano desconocido. Hermano por un tiempo breve por extraño que a mí seas, gracias a la magia de la palabra. Esa palabra que yo formo con tinta y esfuerzo sobre la hoja en blanco, que es el nevado paisaje infinito en que el ancho mundo cabe. Esa palabra que tú recibes con tu lectura, y que alumbra en tu mente, en parto no siempre fácil, una vivencias y un sentir afines a mi sentir, a mis vivencias. Esa palabra que nos hace hermanos que se saludan un instante, que cruzan en un punto sus divergentes caminos, que acaso ya nunca vuelvan a encontrarse.

A ti lector, hermano desconocido, estas palabras, nada actuales, pero propias para recordarte en estas fechas lo que importa. Lo que, por no ser de este tiempo determinado, por no ser actualidad ni noticia, es de todos los tiempos, y siempre está ahí, en el horizonte, moviéndose nuestro recuerdo o nuestro olvido en su torno en órbitas fatales.

Recuerda: vivimos día a día en la sequedad del desamor rutinario. Nuestro tiempo es un tiempo de odios, de excesos y egoísmos. De odios, sobre todo.
El odio puede ser una rutina, una forma de vida que es muerte diferida que cada día se anuncia. Es una desgracia, una enfermedad que afecta, no solo a individuos sino a épocas y a naciones enteras. España estuvo durante siglos enferma de odio, royendo el odio su corazón y sus entrañas. Su horizonte vio durante demasiado tiempo proyectada, gigantesca, sobre campos y ciudades, la sombra de Caín. Esa España no murió del todo. Hoy quieren su vuelta.
No permitas, hermano lector, no permitamos, que, de nuevo, rebrote una de esas Españas viejas que hayan de helarnos el corazón a tí y a mí. Aunque esa vieja, vieja España, reniegue ahora de su nombre arcaico y verdadero y no quiera llamarse España.

Que no te engañen. Que no nos engañen.
Que este tiempo venidero de muerte de la oscuridad, de renacer cósmico y espiritual que se denomina Navidad, aligere tu corazón y el mío de la pesada carga del odio. Si eso es así, estas serán tus mejores, y mis mejores, y más felices fiestas.

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