CUANDO EL GORDO DE NAVIDAD TOCÓ EN HUÉRCAL-OVERA EN 1.906
FUENTE: HISTORIA DE HUÉRCAL-OVERA DE D. ENRIQUE GARCÍA ASENSIO
La diosa fortuna tuvo a bien fijar su atención en nuestra villa en el sorteo de la Lotería de Navidad del año 1906. El número del “gordo” fue el 34.746 y medio billete de dicho número, premiado con tres millones de pesetas, fue adquirido en Alicante por don Miguel Agulló Cano, alicantino residente con sus hermanos en Huércal-Overa desde hacía muchos años y que repartió dicho medio billete en numerosísimas participaciones–unas setecientas- desde un real en adelante.
Tal acontecimiento produjo en nuestro pueblo un general y delirante entusiasmo de la multitud de favorecidos y del público en general, que con la excitación que se produce en estos grandesacontecimientos y el derroche de bebidas que los hermanos Agulló hicieron ese día, dejando librar sin tasa alguna a todo el que quisiera – su negocio eraprecisamente la venta de vino- dio lugar a un espectáculo popular de difícil descripción. Los más agoniosos y de mejores tragaderas, bebían el vino p en los toneles sin cubierta puestos en la calle; los menos exagerados, en vasijas de variadas especies que ellos mismo llenaban a su satisfacción. Los excesos de alcohol empezaron a producir algunas irregularidades y desórdenes que para contenerlos, tuvo que intervenir la fuerza pública. Todo ya en aquel día estuvo fuera de traste. En los sucesivos, aunque calmados un tanto los ánimos, no dejó de reinar la natural alegría y expansión.
Una vez se apaciguó la jarana en el pueblo, salió Agulló a Alicante, junto a los principales favorecidos como Francisco Piña, Diego Parra, Rafael Ayala y Juan Ramos, a cobrar el premio y a organizar los pagos.
Sin embargo, el empresario tuvo que sufrir sinsabores y amenazas procedentes de reclamaciones que le hicieron temer por su integridad. Como primera medida de precaución, depositó el medio billete en las oficinas del Banco de España, en Alicante, recogiendo un resguardo por valor de tres millones de pesetas. Hasta que no lo hizo, no respiró tranquilo
Agulló, que había viajado con los décimos envueltos en un pañuelo de seda y cosidos a la camiseta interior, como los quintos hacían con la foto de la novia. Antes de este golpe de fortuna en Huércal-Overa, la provincia solo había conocido la suerte del Gordo de Navidad en 1896, cuando el ciego Andrés Ponce en la capital había repartido ese primer premio que se había vendido íntegro en la administración del Rostrico y que dejó en la ciudad 12 millones de reales.
Las tiendas agotaron existencias
La lluvia de perras de Huércal-Overa, que se derramó por todo el pueblo, propició que los cebaderos de los huercalenses crecieran en número de cabezas de cochinos, que las fincas de frutales ampliaran extensión y que los bazares y tiendas de tejidos de la calle Sepulcro agotaran existencias.
Pero lo que se convirtió en una fiebre con los reales de la lotería, fueron las obras para ampliar cortijos y viviendas, en tan gran escala, que el número de albañiles quedó insuficiente y tuvieron que llegar maestros alarifes y oficiales de pedanías vecinas. Al calor de la suerte puntual, se generalizó en la villa la afición a la lotería con una fe sin parangón en la provincia. En años posteriores, volvió a sonreír la suerte en el pueblo, con dos premios en 1907, de 250.000 pesetas cada uno.