Las uvas de la suerte
Es tradición comer doce uvas la noche del 31 de diciembre, al pasar del año viejo al año nuevo. Y entre las muchas supersticiones que existen para ese momento, dicen que se debe pedir un deseo por cada uno de los frutos que se consumen con los doce sonidos del reloj.
Bien, si me permiten, yo propongo en este espacio algunos de los posibles deseos que, a lo mejor, usted también está de acuerdo en pedir en ese emocionante momento.
Con el primer “¡Gong! desearé una mejora de la agricultura en Águilas con unos precios merecidos y una regulación en la competencia de precios de países como Marruecos. Con el segundo toque del reloj pediré la llegada de lluvias y así daré el ultimo empujón a la agricultura, ya que esto permitirá tener unas buenas cosechas y prescindir de la cara agua desalada.
Con el siguiente toque pediré una ayuda para la pesca, que baje el precio del carburante no estaría mal, al menos sería más rentable salir a pescar la escasa captura que se consigue.
El deseo del cuarto ¡Gong! lo destinaré a la cultura, en los últimos meses hemos podido disfrutar de muchas exposiciones y espero que no decaiga. En el quinto desearé una ampliación de la oferta de ocio, ya que los jóvenes de Águilas no encuentran aquí alternativas.
El sexto toque lo destinaré al reciente Consorcio turístico para que sepan sacarle partido a nuestra ciudad. Ya con la séptima uva pediré por la continua lucha de ACIA por fomentar el comercio de Águilas para que nuestro dinero se quede aquí.
Ya queda poco para acabar, pero no se me olvida, y con el octavo sonido voy a desear para 2007 una mejora en la limpieza de todas las calles aguileñas. La novena uva se la dedicaré a nuestros políticos para que con el año nuevo se pongan las pilas y comience por fin una campaña electoral que oriente a los ciudadanos. Las tres últimas uvas me las dedicaré a mí y a los míos: salud, dinero y amor.